martes, 18 de septiembre de 2012

FÓSIL PARECE…PERO NO LO ES


  El reconocimiento de un fósil no es tarea sencilla. Requiere amplios conocimientos de geología así como experiencia y un ojo “entrenado” capaz de distinguir entre un fósil y una roca con forma caprichosa.

  Y es que, en ocasiones, la naturaleza trata de engañarnos con formas que imitan casi a la perfección huesos, plantas o huevos de dinosaurio.

  Los paleontólogos los llamamos seudofósiles, en alusión a su falsedad en relación al parecido con algún fósil conocido. A veces se tratan de estructuras sedimentarias, formas curiosas o algún hábito mineral que pueden parecer un fósil sin serlo. Es por ello que no es de extrañar que cada año, muchas personas se acercan a los museos o Universidades llenos de ilusión por el descubrimiento de “garras de dinosaurios, huevos o grandes dientes”.

  Entre los seudofósiles, las dendritas de pirolusita ocupan una buena posición en el ranking de engaños de la naturaleza. Ya que a pesar de parecer plantas, son realmente crecimientos arborescentes de minerales de manganeso que al filtrarse a favor de discontinuidades de la roca precipitan dejando esas formas caprichosas.

¿No te recuerda la pieza del mes una planta?


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